22 de noviembre de 2010

Desencuentro

Tenemos a nuestra plena disposición los accesos más fáciles a nuestro objetivo. Claro, creemos tener la razón y buscamos la llegada mas compleja y menos verosímil. A mitad de camino te arrepentís y te das vuelta si vale la pena volver. Te das cuenta de que no llegas a ver donde empezaste y decidís seguir adelante aunque esa salida no te convenza del todo. Tratas de olvidar tu arrepentimiento y mirar de manera positiva lo que tenes en frente de tus ojos. Sin importar que no te agrade o que no llegue a existir comunicación alguna con este.

Una vez allí tratas de incorporarte a los nuevos hábitos,  si no resulta se busca la forma de remontar el acomodamiento, semejante recorrido para volverse sin intentar seria más que el mismísimo fracaso que se comete al llegar a ese lugar.

Más oscuridad que luz. Vos sin un techo ni unas paredes de como protegerte de los imaginarios problemas que puedas llegar a tener. Como los habré de tener si nadie tomaría ese camino. Me quede imaginando el tener la salida mejor propuesta delante de mis manos. Me desperté en otro lugar, otro mundo, lleno de luminosidad. Era el mismo, claro, no había conocido la luz hasta entonces en ese lugar, como podría de resultarme extraño.

Nos reencontramos en la columna de la pista. Vos, mirándome con cierta curiosidad, yo mirando la salida del lugar. Como saber que me estaba mirando si no pude verlo. Encontré la salida, saltaba al vació. Todo hacia parecer que esquivaba algo. Solo trataba de olvidar mi comienzo, y terminar con todo. Un todo que se asemejaba cada vez más a la nada misma.

Incógnitas si las hay: ¿ Como hay sonido si no hay quien lo escuche? Un poco de irónica y humor era necesario.