24 de septiembre de 2010

Hechos, reales y no reales.

                  
Posabas tus ojos frente a los míos, una especie de péndulo que marcaba el punto de debilidad entre ambos. Mis ojos se veían en los tuyos y viceversa. Momentos que captan la imaginación y dejan correr el tiempo. Momentos indecisos. Momentos de sonrisas y llantos a la vez. Momentos soleados y nublados. Momentos de día y de noche. De fondo un tango marcaba el romanticismo del instante mismo. Una especie de abismo en donde quien decía no a los pocos minutos decía si. El viento trabajaba solo, ociaba con correr las hojas de los árboles de lugar. Las sombras de a poco iban desapareciendo, al igual que el sol. Me detuve observando mi mano. Trataba de deducir que pasaba además de mi sangre por mis venas en ese instante. Recordaba de cuando era chico, y sentía asco ver que las venas de las manos resaltaban en los ancianos. Un recuerdo me llevo al otro y termine entrando al cuarto de mis viejos a ver fotos. No se si la palabra es raro, pero es un tanto incomodo, no reconocerse en sus propias fotos. Claro, hablando de fotos antepasadas, viejas, en donde no tenia memoria. Sentía ganas de meterme en los detalles de cada una de las fotos, e investigar que era, donde era, y cuando fue. Justo escuche la puerta de la casa abrirse, no se porque, pero atine a guardar todo abruptamente, y dejarlo en su lugar, en tan solo 4 pasos llegue a mi cuarto y disimule haber pasado todo mi tiempo ahí. Después me quede reflexionando, el porque de esa reacción. Era como introducirme nuevamente en hechos basados en mi imaginación. Tiempo al tiempo y no encontré un porque de mis reacciones. Días siguientes, recuerdo haber estado enojado, enfadado con mi papá, no sé porque, pero lo estaba. Solo un mínimo detalle del día. Ese día me encontraba del tanto pensativo, con predisposición para todo. Principalmente, quería expresarme de algún modo, que podría uno expresar además de sus sentimientos. No lo sé, semejante incógnita a la del huevo y la gallina, solo suposiciones. Expresarme, dejarme fluir, como si estuviese en el mar, y el agua se encontrase calma,  un par de cursilerías y fineza en las palabras y abracadabra la atención de unos pocos. Sin terminar de expresarme, pienso en agradecimientos, hay gracias que son abiertas, que las das siempre y a todos, y hay gracias que las das en particular, por un hecho expectante y atrapador. Digamos que en principio a ella, le daría infinitas gracias, acompañadas de abrazos, besos. Quizás no pasen las 2 horas, de que ella lo este leyendo, quizás, puede que le saque una sonrisa, puede que no también. Hay cosas que son mejores imaginarlas, sentirlas en la mente, dejarlas llevar, fluir, que corran por si solas, solo darle un empujón cuando se atasca, esas cosas, a veces, se tornan irremediables, y duran por largo. Siempre hay tiempo para todo, aunque parezca no tenerlo, lo hay. Solo resulta que hay que elegir, y escoger dos bolsas, las dos son iguales, por dentro y por fuera, el parecer de cada uno, hace que vaya a una o a la otra. Sentiría ganas y motivos no faltan para agradecer a más personas, amigos si los tengo, no por suerte, ellos me encontraron y me alegra. Ahora bien, todo esto se torna demasiado denso para alguien que lee sin conocerme, lo entiendo. No es un libro, solo me dejo llevar. Es de noche, y todavía no encuentro la vuelta a este juego de ingenio. Miles de finales y temas para plantear se me ocurren, pero solo prefiero quedarme con el final esperado e imaginado. Por supuesto ninguno lo conoce, ni yo hasta hace poco. Pero solo lo imagino, dejar correr la imaginación es liberal y apetecedor. Ojala tenga una barrera, o un cartel de advertencia en cada bache. Pero si de los errores se aprende. Seré entonces, uno de los mejores aprendices.

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